(Catalina o Caterina Benincasa; Siena, 1347 - Roma, 1380) Santa y mística italiana. Su intensa vida espiritual y sus experiencias místicas, dictadas a sus discípulos, no fueron incompatibles con su activa participación en los conflictos políticos y religiosos de la época: promovió una cruzada contra el Islam y trató de evitar el Cisma de Occidente. Canonizada por el papa Pío II en 1461, Pablo VI la declaró doctora de la Iglesia en 1970.
Joven, sin preparación académica y mujer: poco significaba alguien con estas características en la Europa del siglo XIV. Pero, Dios, que tiene una especial preferencia por lo pequeño y vulnerable, hizo de Catalina de Siena una ejemplar predicadora del Evangelio.
Se sintió llamada por Dios a denunciar la corrupción y promover una vida apostólica y evangélica. A pesar de su escasa formación intelectual se sumergió en las profundidades de la mística cristiana. Fue una apasionada predicadora de la cruz. Su libro Diálogo refleja su espiritualidad ; el conocimiento de uno mismo para llegar a Dios. Santa Catalina nos revela en el Diálogo interior, las locuciones que recibió de Dios Padre.
Murió el 29 de abril de 1380.
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